“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

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Familia

Protege tu corazón

27 de enero de 2020

Emoción que se palpa. Para algunos, sobre todo niños y jóvenes estudiantes, las vacaciones navideñas están a punto de comenzar. Nada mal les caerán unos días de descanso o de relax, como ellos suelen decir. Y así como harán una pausa en sus obligaciones cotidianas, así también sería óptimo que aprovecharan algunos momentos para sentarse a conversar en familia. Abordar temas actuales e interesantes, que informen. Que no confundan más. Y vaya que esa sería una experiencia enriquecedora en esta época de especial convivencia familiar.

Los padres de familia me darán la razón. Un tema actual y de interés general es la formación del carácter de los hijos. Y alrededor de este tópico giran otros más como la sexualidad, el amor, el respeto a la vida, el cultivo de la salud física y mental.

“” es el nombre que en México adoptó un programa de educación en la sexualidad que nació hace 14 años en Colombia. Poco a poco lo adoptaron instituciones educativas de todo el mundo, y ahora se lleva a cabo en más de nueve países, abarcando unas 70 ciudades. Ofrece un total de 25 sesiones diferentes para los adolescentes y 17 talleres para los papás. Eso sí, desde su creación arrojó resultados interesantes que a la fecha siguen comprobando algo: los jóvenes están dispuestos a escuchar y cambiar sus ideas, costumbres y conductas si padres, profesores y educadores trabajan de la mano.

Es verdad. En México, esto de la sexualidad es un tema trillado para algunos, tabú para otros. En una esquina están los que elucubran ideas prácticas y las ponen en marcha -por ejemplo, distribuir gratuitamente preservativos- creyendo que así desterrarán la problemática actual causada por la educación sexual parcial o errónea que se sigue impartiendo en algunas aulas de clase. En otra esquina, los que no quieren abordar el tema porque creen que los jóvenes y los adolescentes no tienen la suficiente capacidad como para entenderlos. Sin embargo, este programa se sitúa en un justo medio. Cree en el poder de la juventud y apuesta todo por ella.

“” no sólo busca erradicar la promiscuidad cada vez más común en sociedades como la nuestra. El propósito de este proyecto va más allá. Busca que la adolescencia y la juventud sean conscientes de que el amor es sinónimo de madurez y fuerza de voluntad. Que amor no es sostener relaciones sexuales ni apegarse a una pareja algunos meses. Y que, las más de las veces, el sexo seguro resulta inseguro, aunque los anuncios publicitarios promocionen lo contrario. Si no, preguntémosle al almanaque. En los años 60 se diagnosticaban sólo dos enfermedades de transmisión sexual. En la actualidad se diagnostican 25 subgrupos de enfermedades venéreas.

Este programa no sólo busca evitar los embarazos en adolescentes, antes bien, procura informar a los participantes que las consecuencias que acarrea una relación prematrimonial pueden ser negativas. Y se pueden catalogar en conflictos psicológicos, económicos y sociales. Según el Departamento de Salud Pública del Estado, en una publicación hecha hace casi un año, lo que urge son programas permanentes, no información mediocre o soluciones rápidas. El año pasado, del total de partos atendidos en el Nuevo Hospital Civil, el 30 por ciento correspondió a mujeres menores de 20 años. Este año, en Jalisco, el Centro de Atención para la Adolescente Embarazada apoya a mujeres de 11 a 19 años, la mayoría de ellas son hijas de madres solteras, que por algún tipo de lógica repitieron el mismo patrón. Así, las estadísticas muestran que los embarazos en adolescentes no disminuyen. Y lo que más preocupa a los especialistas es la permanencia del problema.

Proteger su corazón, ayudarles, que hagan un esfuerzo bárbaro por adquirir muchas otras cualidades: fortaleza, templanza, perseverancia, fidelidad y prudencia. Educar a los hijos en el amor es más que decir no al sexo fuera del matrimonio. Es comprenderlos y hacerles ver que el matrimonio sí es un compromiso indisoluble de por vida. Pero que para nada es el antónimo de la felicidad segura. Por eso, aplaudimos la grandeza de este programa, que poco a poco irá haciéndole tanto bien a nuestra juventud.

jporiol@arcol.org

Fuente/Autor: Juan Pedro Oriol / MURAL

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